por ANDES/AR »
Montecristi (Manabí).- La edificación del complejo Ciudad Alfaro, que fue sede de la Asamblea Constituyente que redactó la actual Carta Magna impulsada por el presidente Rafael Correa, además de reactivar el comercio y el turismo, reavivó el espíritu cívico y la autoestima de los ciudadanos del cantón Montecristi, ciudad en la que nació el general Eloy Alfaro, uno de las figuras más relevantes de la historia nacional.
Esta localidad de 15 000 habitantes, ubicada en el centro de la provincia de Manabí (entre Manta y Portoviejo), cuyos pobladores se dedican mayormente a la elaboración de artesanías confeccionadas en paja toquilla, mimbre, piquigua, plástico y madera, las cuales son reconocidas en todo el país y fuera del él.
Sin embargo, su identidad está en los sombreros finos de paja toquilla, reconocidos en el mundo como “Panamá Hat”.
“El hecho de tener esa infraestructura que el Gobierno donó a Montecristi nos ha permitido reinsertarnos en el mapa cultural del país, es importante que se ayude a quienes queremos rescatar la historia de Manabí”, dijo a ANDES Jorge Cedeño, director de Cultura del Municipio local.
Mientras José Zambrano, propietario de un local de artesanías destaca que este rubro es el que más se ha beneficiado con el incremento del flujo de turistas al cantón.
Un equipo de ANDES pudo constatar la presencia de un grupo grande de visitantes de la Sierra que recorrían las calles de la ciudad, que como lo señala Cedeño, además de insertarse en el mapa cultural es punto obligado de visita de los turistas nacionales y foráneos.
Otro de los sectores que se han reactivado es el hotelero. Con la instalación de la Asamblea Constituyente se construyeron tres hoteles con capacidad para ciento veinte plazas, además se fomentó la adecuación de hosterías comunitarias, lo que significó un impulso de la economía local.
El Centro Cívico Ciudad Alfaro se sitúa en la explanada del Centinela, en las faldas del cerro Montecristi. Posee una vista impresionante de buena parte de los cantones Montecristi, Manta y Jaramijó, donde los manteños consolidaron su señorío y Eloy Alfaro soñó su revolución.
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