Una cantina clandestina de las muchas que funcionan en San Agustín (Km. 20
La policía en nuestra comunidad nunca llega, ni en las fiestas que se celebraron hace dos semanas; al menos por aquí no se les vio las narices. Estamos suplicando que por los menos los días sábados y domingos hagan su aparición de manera sorpresiva y que hagan operativos para prohibir la venta de licor en cantinas clandestinas que las hay por todos lados; con eso buscamos que sean sancionadas y clausuradas, por lo menos unos ocho días, para que haya respeto a los transeúntes.
Ya nadie puede salir con la tranquilidad que había antes. Me atrevería a decir que seguridad no tenemos, porque ni de día ni de noche se hace control. Es imperdonable que se invirtiera tanto en construir este elefante blanco llamado UPC para que ahora no sirva de nada. Hoy está abandonado y el ofrecimiento de una mejor vigilancia ha quedado solo en eso, en ofrecimiento.
En los próximos días vamos a tocar las puertas del Consejo de Seguridad Ciudadana para que disponga la iniciativa de realizar operativos; de merecer atención, sería una muy buena alternativa. Lo mismo haremos en la gobernación para ver si nos dan solución al problema de la falta de seguridad.
Estamos aterrados ante tantas noticias en la crónica roja; ahora hasta a los niños debemos ponerlos a buen recaudo porque son secuestrados, sacados sus órganos y asesinados inmisericordemente. No sabemos dónde vamos a parar con tanta inseguridad, no hay piedad para nadie. El caos se viene generalizando por la negligencia de los administradores que tenemos en la función pública; es que en mi opinión son cómplices por su inacción y despreocupación absoluta de los problemas sociales que nos atormentan”.
Fuente: El Globo
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