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Un sicario colombiano de 19 años que ha sido detenido por la Policía Nacional ha confesado más de 30 asesinatos en Bogotá, influenciado -esgrime- por la situación de desplazamiento y de violencia que sufría su familia.
El joven, identificado como Andrés Achípiz, explica que fue la impotencia que sentía al no poder contribuir a resolver las penurias económicas de su familia, sumada al maltrato de su padre, lo que le llevó a inmiscuirse en el mundo de los sicarios. Achípiz reconoció en una entrevista con el canal Caracol que la rabia reprimida al no poder desquitarse con su padre lo condujo a pensar en hacerle daño a otras personas.
"Por no mostrarme débil ante el gremio, hacía lo que fuera, y por eso después del primer muerto ya lo empecé a hacer por trabajo, como el día a día. Más o menos han sido unas 32 o 33 personas", declaró el joven, que precisó que por cada encargo cobraba entre 330 dólares y 2.000.
La última de sus víctimas se registró en noviembre del año pasado. El joven delincuente, que fue capturado el lunes de esta semana, podría afrontar una pena de hasta 30 años de prisión.
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