El pasado 22 de mayo 2010 Fabián C. Barrio abandonó sus negocios en España, rompió con su vida hasta entonces y se montó en su moto para dar la vuelta al mundo. En sus aventuras descubrió una historia que le dejó tocado: la de los niños esclavizados en los circos indios. Un drama que afecta a más de 500 menores al año. Ahora se encuentra en India y Nepal para denunciar esta realidad tan poco conocida en Occidente.
- Hay momentos en la vida en los que se da un giro copernicano. Fechas señaladas a fuego en el calendario. La de Fabián C. Barrio es sin duda el 22 de mayo de 2010, un día partir del cual cambió sus once años de negocios con las puntocom en España para subirse en Fefa, su moto, y da la vuelta al mundo. "Desde el punto de vista occidental, tenía todos los billetes para considerarme un tipo feliz, pero había algo en mi interior que me decía que había algo más ahí fuera que me estaba perdiendo".
La historia de su vuelta al mundo la ha contado Fabián en el libro 'Salir a dar una vuelta', que le convirtió en la envidia de quienes sueñan con cambiar de vida sin decidirse. Pero este viajero incansable no se conforma. Ahora se encuentra de nuevo en tierras lejanas, concretamente en ruta en India y Nepal. Y es que entre todas las historias que conoció durante los meses en los que duró su vuelta al mundo hubo una que le conmovió especialmente: la de los niños esclavos en los circos de la región.
Así lo cuenta él: "Cuando estaba dando la vuelta al mundo, conocí muchas historias conmovedoras. Pero creo que la de Philip fue la más emocionante de todas. Su mujer se suicidó porque no podía tener hijos y había caído en una gran depresión. Philip, en shock, decidió cambiar su vida de militar retirado y se vino a Kathmandu, centrando su vida en ayudar a la infancia. Fue aquí donde conoció a los niños esclavos de los circos indios, y fundó una ONG en memoria de su esposa muerta, la Esther Benjamin Trust. Conocí en persona a Philip, y su historia me estuvo rondando la cabeza mucho tiempo. Fue así como decidí buscar apoyos para dar a conocer esta historia. Por fortuna, Mutua Madrileña se interesó por el proyecto y, con su apoyo, aquí me encuentro, en Nepal, investigando la raíz de esta historia".
MÁS DE QUINIENTOS NIÑOS ESCLAVOS AL AÑO
Es imposible saber con certeza las cifras, pero la Esther Benjamin Trust calcula que cada año al menos 500 niños son esclavizados en los circos indios en espectáculos de variedades, ejercicios de suelo o contorsionismo en el caso de las chicas. Las historias son dramáticas: normalmente se trata de menores nepalíes, captados en las aldeas situadas a los pies del Himalaya, donde el sustento es tan complicado que las familias tienen muchas dificultades para sostener a sus hijos.
Los captadores de los circos llegan en furgoneta y prometen a los padres que sus hijos serán artistas de circo. Les dan 20 ó 30 dólares a cambio de que estampen su huella en un documento en inglés cuya trascendencia no comprenden. Y se llevan a sus hijos.
Una vez en La India los chicos pasan a vivir por y para el circo; y no pueden soñar con salir de allí.Sufren abusos de todo tipo, entre ellos también sexuales. Fabián desgrana en la web del proyecto las historias de los circos que va conociendo y cómo son los números en los que participan los niños. En uno de sus últimos informes, sobre un circo establecido en la ciudad de Bangalore, habla por ejemplo del número de los cuchillos. "Otro número muy popular es el de chavales que son capaces de hacer equilibrios sobre cuchillos, haciendo alarde de su resistencia al dolor. Siempre son nepalíes, y siempre de una edad cercana al límite permitido. Como no, aquí también salieron a la pista y también se sometieron a las dagas punzantes. No puedo olvidar la cara de uno de ellos, que ya me llamó la atención cuando hicieron el desfile inicial: la de alguien totalmente vencido por la vida", cuenta.
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