sábado, 31 de diciembre de 2011

San Isidro,Manabí: Un encuenttro con el pasado

Decenas de piezas arqueológicas precolombinos

Los primeros rastros de la historia cultural del país se hallan en San Isidro. Cuando
en el siglo XVII una expedición francesa llegó a Ecuador para medir el centro de la
 tierra, los hombres de la cultura Valdivia ya lo habían hecho hacia el año 1600
antes de Cristo.
La arquitectura monumental que aún se encuentra guarda algunos restos de los
 genios de los primeros artistas manabitas, aunque la mayoría de piezas están
 distribuidas en los museos del Banco Central de Guayaquil y Bahía de Caráquez.

Quien visita San Isidro se lleva una impresión inolvidable que lo invita a regresar
con el pasado en las horas cuando el silencio arrulla el espíritu. Se encuentra a
135 metros sobre el nivel del mar. Está ubicada en el centro de la tierra, según
 el historiador José García Vélez. Reclinada en una hoya plana, sus colinas son
 fieles guardianes de sus tesoros arqueológicos.

"Hace unos quince siglos San Isidro se constituyó en un centro ceremonial importante.
Al lugar lo visitaban diferentes comunidades, tanto que según hallazgos llegó a
convertirse en una de las más grandes ciudades del litoral ecuatoriano. Se formó
un templo de 17 metros de altura, 100 metros de diámetro y 88.458 metros
cúbicos de tierra", sostiene García Vélez.

El ideal de los hombres de la cultura Valdivia, quienes vivieron hace más de tres
mil años, fue de ubicarse en el centro de la tierra. Ahí ellos levantaron su hito
místico como testimonio para las futuras generaciones.

La investigación histórica y científica estuvo a cargo del doctor James Zeidler,
 apoyado por la Organización de Estados Americanos (OEA), la Escuela Politécnica
 del Ecuador y por los estudiantes del Centro de Estudios Arqueológicos y
 Antropológicos que participaron en la investigación de campo y otras
 organizaciones internacionales y nacionales.


Los estudios iniciaron en la cabecera parroquial de San Isidro y sus alrededores,
porque notaron que ahí se hallaba el centro de la cultura Jama Coaque. En la
década de 1970 en la escuela fiscal Velasco Benalcázar se encontró el cementerio
más grande de la zona. Entonces empezó, también, el huaquerismo (excavaciones
 en los cementerios prehispánicos para extraer el contenido de las tumbas o huacas)
 y esto conllevó al tráfico de antigüedades por el país y luego al exterior.

El historiador José García Vélez, quien además es presidente de la Casa de la Cultura
 extensión San Isidro, aporta con varias conclusiones: "De esa forma el legado
 cultural quedó desecho. Pieza que se encontraba era vendida, eso obligaba a
 trabajar más para obtener ganancias con los hallazgos. Fueron miles de piezas
 las que se extraviaron, la mayoría le pertenecía a la cultura Jama Coaque. Sin
 embargo, en las orillas del río Jama se encontraron grandes yacimientos de
varias culturas".

Hasta 1980 no se habían realizado prospecciones arqueológicas regionales ni
estudios sobre la cultura Jama Coaque. Tampoco existía una fecha radio carbónica
del lugar, pese a que se habían sacado miles de piezas pertenecientes a las
 culturas Valdivia, Chorrera, Jama Coaque y otras que fueron trasladadas al
 Museo del Banco Central de Guayaquil o a coleccionistas nacionales y extranjeros.

Estudios posteriores verificaron que San Isidro es un potencial arqueológico.
Se ha visto la necesidad de realizar un estudio minucioso del área parroquial y
 de toda la cuenca del río Jama que abarca un área de 1.612 kilómetros desde el
 río Cojimíes en el norte hasta el río Chone, en Bahía de Caráquez y San Vicente.

En la margen izquierda del río Cangrejo en el área poblacional se halla un
 montículo cuya superficie sobrepasa los 10 metros de alto por 60 de ancho y
80 de largo, propiedad de la familia Andrade Vera. En este lugar se encontró
el más grande depósito valdiviano. Ahí estaban reunidas las ollas más grandes
 del país. Hoy, estas se encuentran en la reserva del Museo del Banco Central
de Guayaquil. Piezas de la concha Spondylus y gran parte de máscaras también
reposaban en el sitio.

El hombre valdiviano de la octava fase se preocupó más por trabajar objetos de
 uso doméstico como ollas y cuencos. No se encontraron otras representaciones
artísticas bien trabajadas.

A cinco kilómetros hacia el sureste de San Isidro se asienta la hacienda "La industria"
 de 300 hectáreas y que le pertenece al ganadero Ulbio Ferrín. Cuando hace un par
de décadas hubo el tráfico de antigüedades en el lugar se abrieron tres tolas, al
 verificar que eran ricas en arqueología Ferrín optó por no destruir el legado cultura.
Hoy se piensa en hacer del lugar un museo.

El arsenal cultural que resume miles de años de la vida de esta cultura se presume
 que fue depositado en un solo lugar después que una explosión volcánica o
 catástrofe natural azotara la zona.

La investigadora Karen Stochent visitó San Isidro el 27 de julio pasado en compañía
 de arqueólogos españoles de la Universidad Complutense de Madrid. Su conclusión
 es que el lugar debe ser conservado como lugar turístico para, posteriormente,
realizar estudios técnicos y científicos.

José García Vélez posee una colección particular de artículos de cerámica realizados
 por quienes habitaron San Isidro hace miles de años, pues de los entierros
 prehispánicos encontrados en el territorio de los Jama Coaque –por los huaqueros-
 han salido cientos de restos de cerámica de guerreros de diferentes tamaños.

 Su belleza y valor histórico y cultural son extraordinarios; fueron moldeados por
 las manos de artistas primitivos, están bañados en colores con motivos y pastillaje
 admirable. Sus expresiones, sus movimientos, hablan de un mundo guerrero.

"Muchos son los factores que no les permitieron a los españoles penetrar hacia
 el interior de la zona, entre ellos la cordillera de Jama que sobrepasa los 600
metros sobre el nivel del mar, más las selva que los cubría, las plagas y los
animales venenosos", señala el historiador, un profesor jubilado cuya ciudad natales
 Rocafuerte. Él aboga por la creación de una escuela de arqueología en la provincia,
 pero su pedido no ha tenido eco.

En la actualidad las tardes apacibles de los moradores pasadas en el parque y el
 negocio de la maracuyá tiñen las jornadas. En arqueología nadie piensa. De vez
en cuando se tienen noticias de huaqueros. Son pocos los que quieren preservar
 el arsenal arqueológico existente.

San Isidro

Centro ceremonial

San Isidro se convirtió en sitio para ceremonias religiosas hace unos 15
 siglos.

Según hallazgos, el lugar llegó a convertirse en una de las más grandes
ciudades del litoral ecuatoriano.

>Se formó un templo de 17 metros de altura, 100 metros de diámetro y 88.458
 metros cúbicos de tierra.


Mundo guerrero

Hallazgos

Cientos de restos de cerámica de guerreros de diferentes tamaños.

Las piezas están bañadas en colores con motivos y pastillaje admirable.

Las expresiones, los movimientos captados por las piezas hablan de un
 mundo guerrero. 

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