La iglesia de San Isidro.
Todo un suceso fueron las fiestas de San Isidro. La calle principal, el
parque, la plazoleta cívica, la iglesia y sus alrededores tuvieron gran
cantidad de gente llegada con espíritu festivo. Ese acontecimiento se
repite todos los años entre el 4 y el 6 de agosto en aquella próspera
parroquia de nuestro cantón, eslabón rural del norte manabita. En estas
fechas se celebra a Nuestra Señora de Las Nieves, patrona de quienes
viven en San Isidro y en no menos de 60 comunidades rurales.
La santa, una añeja advocación mariana en la que los sanisidrenses
depositan su devoción desde hace muchas décadas, es objeto de ruegos y
oraciones de quienes le profesan infinita admiración y fe, llegan a sus
pies desde enfermos pidiendo sanaciones hasta agricultores con ofrendas
rogando mejores cosechas y alivio en sus dolencias.
Durante los tres días que dura la festividad se organizan juegos y
bailes populares, la diversión es desbordante. La comida tradicional
manabita es degustada por los visitantes, aparte del aguardiente puro;
son extractos esenciales para el éxito.
Otra característica de estas remembranzas, es el comercio informal,
decenas de visitantes ocupan veredas y calles para vender desde juguetes
hasta artesanías. La afluencia es asombrosa, pues todos compran algo
para llevar a sus comunas más lejanas como testimonio de haber asistido.
En el centro de la parroquia no se puede caminar en muchos casos, pero
eso es parte de la fiesta, estar juntos uno del otro, ver a los niños
jugar en el parque, saborear un seco de gallina criolla con plátano
asado, galantear a las guapas lugareñas, tomarse un trago de currincho y
lo más importante, ir a la misa principal para que la Virgen de las
Nieves se encargue de hacerles el milagro. El domingo 5 fue un día de
veneración, todos los devotos asistieron a la procesión por las
principales calles de la parroquia. El lunes 6 concluyeron las fiestas
con juegos y comparsas populares.
Muchas personas que emigraron en busca de estudios y para alcanzar una
profesión, regresan especialmente para compartir las fiestas
patronales. Es el caso de Martha Silva, que comentó: “Me fui primero a
Guayaquil y luego a España; regreso luego de 9 años, no hay nada como mi
tierra y disfrutar de la festividad de la virgencita, con misa, baile,
comida y trago”, resaltó.
San Isidro es una de las parroquias rurales con gran potencial
turístico, dispone de áreas de bosques pre-montano húmedos, enorme
cantidad de piezas de arqueología, ríos, caídas de agua y pequeñas
cascadas que le dan un toque de magia a la naturaleza, así como de
infinidad de manifestaciones de cultura.
En San Isidro podrá disfrutar de la vida rural con espacios agrícolas y
pecuarios que se pueden recorrer en su totalidad; una de las
peculiaridades de este lugar es el que se encuentra a 25 km del mar
dando así más opciones para los turistas.
Está ubicada a 50 kilómetros de Bahía de Caráquez, cruzando el estuario del río Chone. Su clima tiene
una temperatura promedio de 24 a 28 grados centígrados. Lo que hace un
lugar de ensueño para quienes la visitan. Dentro de las actividades de
rutina, sus pobladores se dedican a la producción de leche, cacao,
naranja, mandarina, guanábana, maracuyá, esta última se la cosecha en
grandes cantidades, siendo así uno de los mayores productores de esta
fruta.
A la Virgen se le atribuyen varios milagros.
El Párroco Oscar Huanca, dirigiendo la eucaristía en honor a la Virgen.
La feria de lácteos abrió la concurrida fiesta.
El comercio informal abunda para ocasiones como ésta.
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