Filipinas decretó ayer el estado de calamidad, mientras comienza a llegar la ayuda exterior para intentar paliar la grave situación en el país tras el paso el viernes del tifón Haiyan, que se calcula puede haber causado unos 10.000 muertos y ha entrado ya en Vietnam y China.
Anoche, la prensa estatal de China informó que Haiyan dejó en ese país ocho muertos y millones de dólares en daños a las industrias agrícola y pesquera.
En tanto, en Filipinas –con la declaración del estado de calamidad–, su presidente, Benigno Aquino, intenta evitar la especulación y el acaparamiento, e imponer un control de precios a los bienes de primera necesidad. La isla de Leyte es la más afectada por el tifón, con miles de personas que deambulan por las carreteras en busca de comida y agua.
Los equipos de limpieza retiran los escombros e intentan desbloquear el tránsito rodado, a fin de que pueda llegar la ayuda a áreas aisladas.
Fuente: El Universo
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