Con delicadeza toma el labial rojo y lo desliza sobre sus labios varias veces. Observa con detenimiento el reflejo de su amplia sonrisa a través de un pequeño espejo. También ve las líneas de expresión que aumentan en su rostro cuando sonríe.
Pero esto último no le importa a Rosa Agustina Moncada Martínez, quien a sus 101 años afirma sentirse bien espiritualmente. Esto, a pesar del cansancio y un poco de dolor que siente por los “achaques” propios de su avanzada edad.
Sin embargo, su salud es estable y considerada “muy buena”, ya que no padece de ninguna enfermedad crónica. No tiene hipertensión ni diabetes, males que aquejaron y fueron la supuesta causa del deceso de ocho de sus once hijos.
Frente a su máquina de coser, sostenida en una mesa de madera deteriorada, ella recuerda una frase que le repetía su padre: “Debes vivir bien, hacer el bien sin ver a quién, con tu corazón lleno solo de amor”.
Y lo ha cumplido, afirma. En ella –sostiene– no hay rencores ni envidia, ni enojo con nadie. “Yo veo que entre vecinas hay resentimientos o problemas, no entiendo por qué. Yo me llevo bien con todos. Uno debe tratar de vivir bien y yo lo he conseguido”, expresa.
Fuente: ElUniverso
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