En un día normal, sin celebraciones ni
feriados, la calle Chile, desde la 10 de Agosto hasta la Quito, es todo movimiento. Los puestos de venta de ropa con toldas multicolores o simplemente plásticos como techos para protegerse del sol y de la lluvia, pululan en todos los espacios siendo prácticamente imposible caminar. Los comerciantes dicen que Portoviejo sobrevive gracias a esta actividad. Sustentan su tesis en que no solo llegan compradores desde los distintos sectores del cantón sino de toda la provincia. Hasta de Manta vienen a hacer sus compras, dijo alguna vez un comerciante de venta de ropa. Fabricio Saetero, taxista de una de las cooperativas de la capital provincial, manifestó que en días normales todos los taxistas acuden hasta este sector de la ciudad porque siempre hay personas necesitadas de una carrera. Pero también dice que este sector se vuelve complicado para movilizarse por la cantidad de personas que transitan y venden. Y ayer la calle Chile y otras arterias aledañas se las vio totalmente despejadas. La tradicional y conflictiva arteria se la divisaba amplia, como una gran avenida, con aceras y calzada libre de obstáculos. Giovanni Mendoza, ciudadano que había salido a hacer compras para la comida del día, comentó que es verdad que el comercio mantiene viva la economía de la ciudad, pero es necesario que el centro de Portoviejo sea liberado. Para ello se debe hacer realidad una gran bahía o un centro comercial en otro sector de la ciudad, comentó. |
martes, 21 de enero de 2014
PORTOVIEJO La otra cara de la Chile
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