En el departamento de Río Grande- perteneciente a la provincia de Tierra de Fuego- su vecino más conocido no era un actor famoso, un cantante o un futbolista sino un perro que no quiso dejar de lado a su dueño y que tras morir éste, ha estado nueve años seguidos al lado de su tumba. Al final, el pobre perro tuvo un triste final pero lo hizo con la persona que le hizo feliz gran parte de su vida. Eso sí es fidelidad...
Hay que retroceder hasta el año 2004 para poner en antecedente esta historia. Un peón chileno que vivía en Argentina falleció en un accidente laboral. Era muy conocido en la zona, sobre todo, porque tenía una mascota muy fiel que siempre le acompañaba a la mayoría de los lugares a los que iba diariamente.
'Calafate'- el perro protagonista de esta historia- decidió acudir al cementerio donde estaba enterrado su dueño todos los días, hasta que finalmente se quedó allí a vivir para siempre. Los empleados del recinto señalan que siempre se colaba o se escondía para evitar gente y que en muchas ocasiones, le 'pillaban' comiéndose las velas de otros sarcófagos.
A pesar de las dificultades que le ponía todo el mundo, Calafate llegó a permanecer al lado de su dueño más de 9 años, convirtiéndose en uno de los focos de atracción de la ciudad con el que los visitantes se hacían fotos y al que le llevaban mucha comida que aceptaba encantado.
Sin embargo, un trágico destino le esperaba a Calafate. En un descuido, otros dos perros le atacaron violentamente y le hirieron de gravedad. Parecía que tras un par de semanas recuperaba su estado normal pero, más lejos de la realidad, los empleados del cementerio le encontraron muerto cerca de la tumba de su dueño. Seguro que su deseo era eso, estar cerca de él por lo que le enterraron al lado del hombre que le había hecho feliz.
Fuente: Qué!
'Calafate'- el perro protagonista de esta historia- decidió acudir al cementerio donde estaba enterrado su dueño todos los días, hasta que finalmente se quedó allí a vivir para siempre. Los empleados del recinto señalan que siempre se colaba o se escondía para evitar gente y que en muchas ocasiones, le 'pillaban' comiéndose las velas de otros sarcófagos.
A pesar de las dificultades que le ponía todo el mundo, Calafate llegó a permanecer al lado de su dueño más de 9 años, convirtiéndose en uno de los focos de atracción de la ciudad con el que los visitantes se hacían fotos y al que le llevaban mucha comida que aceptaba encantado.
Sin embargo, un trágico destino le esperaba a Calafate. En un descuido, otros dos perros le atacaron violentamente y le hirieron de gravedad. Parecía que tras un par de semanas recuperaba su estado normal pero, más lejos de la realidad, los empleados del cementerio le encontraron muerto cerca de la tumba de su dueño. Seguro que su deseo era eso, estar cerca de él por lo que le enterraron al lado del hombre que le había hecho feliz.
Fuente: Qué!
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