domingo, 12 de enero de 2014

10 horas en la vía sorteando el tráfico y estados de ánimo (VIDEO)


Diana Llerena tiene 26 años y es oficial de tránsito. Tantas horas de pie le han ocasionado várices y dolor de espalda. Como ella hay 3.000 agentes civiles en cinco ciudades. Hoy cuenta las satisfacciones y penurias de un empleo que realiza hace dos años.

La joven agente de tránsito trabaja 10 horas. Sin embargo, en caso de que haya una emergencia   debe acudir porque también forma parte del equipo de apoyo. Foto: Andrés Darquea - El Telégrafo
La joven agente de tránsito trabaja 10 horas. Sin embargo, en caso de que haya una emergencia debe acudir porque también forma parte del equipo de apoyo. Foto: Andrés Darquea - El Telégrafo
Cuando la pequeña Samantha fue diagnosticada de un problema de crecimiento, que demanda un régimen médico de $ 1.500 mensuales, Diana Llerena supo que debía trabajar por su hija. Hoy, a sus 26 años, no solo enfrenta su rol de madre y esposa, sino que también encara los estados de ánimo de conductores que circulan por las principales avenidas de Quito.

Son las 09:00 de un viernes en la esquina de la avenida Amazonas y Atahualpa. Cae lluvia en la capital, esa que empapa. Cientos de autos avanzan hacia el norte, el sur; curvan a la izquierda. Esquivan los motorizados; los buses azules se detienen para llevar pasajeros. Y las personas cruzan por el paso cebra mirando el reloj.
Un agente de tránsito gana 850 dólares mensuales. Tiene 3 turnos seguidos y un día franco.
En medio de los buses y la gente está Diana dirigiendo el tránsito. Hace dos señales simultáneas: con la mano derecha ordena a los conductores que avancen y con la izquierda que sigan en una dirección definida. También se apoya con un pito color negro. Un silbato significa que un vehículo debe detenerse y dos silbatos, que avance. Aunque ella conoce la regla prefiere pitar solo una vez.

Diana, o agente AG60, previamente ha enfilado a 16 de sus compañeros, para designarles los puntos de vigilancia de la zona Eugenio Espejo, en el norte de Quito. Ella es la más antigua del grupo y la que obtuvo mejores calificaciones en las pruebas de ingreso. Por eso, da las órdenes.

Fuente: El Telégrafo

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