La Policía de Nuevo México estaba convencida de que David llevaba droga en su interior y le exploraron de manera ilegal. Ahora, un año después, ha conseguido que le indemnicen con más de un millón de euros.
Imagen de un médico colocándose unos guantes de látex.
David Eckert lo pasó muy mal al principio pero mirando el resultado, es posible que le haya compensado.
Este ciudadano norteamericano de la ciudad de Deming, en Nuevo México (Estados Unidos) fue detenido hace justo un año por un delito menor contra la seguridad vial.
Los agentes que le pararon sospechaban que transportaba drogas por lo que un perro de la Policía procedió a olfatear el vehículo, marcando el asiento del conductor como un posible lugar donde pudiera estar escondiendo la droga.
Como allí no había nada, los agentes creyeron que la transportaba en su interior así que pidieron la asistencia de un médico para que le realizara un examen anal, pero el galeno se negó.
Los agentes, que insistían, se llevaron al detenido a otro centro médico donde, allí sí, y contra la voluntad del sospechoso (obviamente) le practicaron tres enemas, dos exámenes rectales y una colonoscopia, tres pruebas médicas invasivas que no aportaron nada porque no llevaba nada
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