viernes, 17 de enero de 2014

Un perro paralítico arrojado a la basura aparece como terapeuta de niños autistas


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  • El perrito ha vuelto a poder corretear gracias a una sillita de ruedas adaptadas
  • Willie vive ahora con otros tres salchichas, una mezcla de labrador y retriever y un gato.

Willie, un perro paralítico abandonado hace apenas unas semanas en un contenedor de basura en Tampa (Florida, EEUU), se ha convertido en el mejor apoyo para niños autistas, desde una silla de ruedas especial que le permite corretear feliz.
El milagro ha sido posible gracias a una mujer llamada Sandy Lewers, de 55 años, que entró en el refugio para animales abandonados de Tampa el pasado domingo, con intención de adoptar un animal. Poco después de cruzar la puerta, el sonido del ladrido de un perro salchicha le llamó la atención, ya que Lewers ha tenido perros salchicha desde que tenía 11 o 12 años.
Según contó ella misma al canal ABC News, "escuché la peculiar manera de ladrar del dachshund, y me llevaron a ver al perro". Lewers , empleada retirada del Servicio Postal de EEUU, reconoce que fue amor a primera vista: "Vi a Willie , y mi corazón se derritió".

Arrojado a la basura

Un empleado de la Sociedad Protectora de Animales de Tampa Baydescubrió a Willie hace unas semanas en una caja arrojada a un contenedor de basura, muy cerca de las instalaciones de la protectora. Los cuartos traseros del perro estaban paralizados, según el director ejecutivo de la sociedad.
Cuando la señora Lewers anunció en la protectora de animales que quería llevarse a casa a Willie, que se cree tiene unos siete años, un empleado del refugio le advirtió de que el pequeño salchicha necesitaría una "casa especial". Lewers le respondió que tiene dos niños autistas y tengo un perro que estaba en una silla de ruedas, así que estaba preparada para adoptarlo.
Lewers adoptó a Willie ese día y lo llevó a casa, en la que ya vivían sus otros tres perros salchicha, una mezcla de labrador y retriever y un gato. Desde el primer día, Willie ha estado aprendiendo a caminar con la ayuda de una silla de ruedas especialmente diseñada para perros. Los hijos de Lewers, que tienen 21 y 18 años, han tomado cariño a Willie en sólo dos días. Su hijo Kevin está ayudando a entrenarlo. 


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