El contenedor llega a la zona de carga y de inmediato empieza el movimiento en un área acondicionada a una temperatura de 10 grados. Allí hay cientos de cajas llenas de mango, que están ubicadas sobre palets en hileras. El producto está con una maduración de un 45%, listo para ir al puerto.
Es el mediodía del 6 de enero y varios trabajadores ordenan con agilidad la carga en el contenedor refrigerado que irá en barco hacia Estados Unidos, en un viaje que dura unos 12 días. Aquel es el último embarque con el que la empacadora Bresson, situada en Chongón, cierra el ciclo de exportaciones que arrancó a fines de septiembre.
Ángela León, jefa de esa empacadora que procesa carga propia y de otras haciendas, dice que ha sido una “buena producción”. De allí han salido unas 3,4 millones de cajas de mango, casi medio millón más que la campaña anterior.
Aquello es el reflejo de lo que pasó en las haciendas que tienen unas 5.500 hectáreas dedicadas al cultivo de exportación, especialmente de Tommy Atkins, variedad que puede llegar a medir 13 cm de largo y pesar entre 450 a 700 gramos.
Fuente: El Universo
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