Hace
5500 años el hombre prehistórico ya estaba en la celestial cuenca del
río Jama, de una superficie de 1.612 Km2. Pueblo rico. Usaban joyas de
oro, plata, esmeraldas, diamantes y turquesas. Artesanos y artistas, su
imaginación quedó en orfebrería y pintura de gran simbolismo. Decididos y
batalladores, pelearon con los españoles y ante la eminente derrota,
mataban a sus hijos para que no fueran sometidos como esclavos.
Estos
navegantes y agricultores, valoraban la spondylus, que consideraban su
plato más exquisito y afrodisiaco, sus conchas se convirtieron en
objetos sagrados, que emplearon para el intercambio comercial. En los
lugares distantes que era presentada, se decía que era la comida de los
dioses, se le atribuía poderes relacionados con la lluvia y la
abundancia, la fertilidad de la tierra, de gran valor simbólico era una
ofrenda para los antepasados.
San
Isidro, a 25 Km. del mar y 135 metros s.n.m., esta ubicado en la mitad
del mundo, en una hoya, rodeada de colinas que ocupaban de mirador para
alertar posibles invasiones. Era un centro ceremonial de importancia
regional, con estructuras de al menos 17 metros de altura, por 100
metros de diámetro, con un volumen de 88 mil m3 de tierra compuesta. Su
área poblacional primitiva abarcó una extensión de 70 hectáreas planas.
Algunos
destacados estudiosos como José García Vélez, creen que San Isidro es
la pretérita Císcala, importante centro de intercambio comercial,
cultural, religioso y político.
San
Isidro en la década de los setenta del siglo pasado, fue victima de una
ola de huaquerismo, miles de piezas arqueológicas Jama Coaque se
llevaron para ser vendidas a los coleccionistas de Guayaquil, Quito y
Cuenca. Una vez que el Banco Central cerró las compras de arqueologías
(que inició en Quito 1960 y en Guayaquil 1974), el tráfico de
antigüedades siguió su ritmo. Manabí y Esmeraldas, principales ejes de
la cultura eterna, quedaron vacios de objetos de oro, plata, spondylus,
cerámica, piedra, hueso y madera.
En
todo caso, el 95 por ciento del depósito encontrado en San Isidro, se
encuentra en la reserva del Banco Central. En los años ochenta, estuvo
in situ una misión arqueológica de la OEA, Espol y el quiteño Programa
de Antropología, pero le corresponde el mayor mérito de difusión e
investigación a dos intelectuales manabitas: Prof. José García Vélez,
pichota con medio siglo como formador de juventudes cultas y
patrióticas; y el calcetense Douglas Vaca Vera, quien devolvió el
procerato de la originalidad del Sol de Oro (símbolo de energía, poder y
visión) a Manabí, con su brillante investigación El Sol de Oro es
Manabita.
Sin
embargo, el protagonismo es y debe seguir siendo de los hijos de San
Isidro, guardianes de una cultura de 2 mil años, descendientes de los
“Indios Yumbos de la guerra”, danzantes del cosmos, orfebres mágicos,
navegantes de los mares ignotos, primeros exportadores de sombrero
Jipijapa.
Hoy,
la parroquia sucrense de 82 años, (con más de 40 comunidades), está
casi aislada por las carreteras abandonadas, pese a ello su gente se
destaca en la producción de maracuyá, cacao, leche, plátano, yuca, etc.
Las
carreteras deben ser mega-multi-propósito, por supuesto que San Isidro
puede unirse con Canoa, lugar paradisíaco en la costa del Pacífico,
ubicado a 17 km al norte de San Vicente, Bahía de Caráquez, el puente de
Los Caras y el Aeropuerto de los Perales.
También,
San Isidro ha de conectarse con Pedernales que tiene 54 kilómetros de
playa para disfrutar y divertirse en familia, como ya se deleitan
tantos turistas de la Serranía ecuatoriana en menos de 3 horas de
camino.
Con
la Ruta del Spondylus, San Isidro tendrá autonomía para establecer una
alianza estratégica con Manta, que por su condición de puerto marítimo y
pesquero, con sus industrias y talleres puede ofrecer alternativas
reales de agroindustria y mercado a los productores del nuevo cantón,
que a su vez, cuenta con el recurso humano y las condiciones geográficas
para complementar con turismo rural auténtico y ecoturismo, la oferta a
los cruceros que nos prefieren.
Fueente: Teoría Autonomismo Manabita
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