La comunidad del tradicional y populoso barrio del Cristo del Consuelo, en el suroeste guayaquileño, todavía duerme, pero en la panadería Joselito la actividad ya es intensa, pues la jornada de los panaderos comienza en la madrugadas. Con música nacional de fondo y luego de encomendarse a San Cayetano, patrono del pan y del trabajo, los artesanos comienzan a preparar la masa de una de las mayores delicias de la época navideña: el pan de pascua. Los panaderos artesanos hacen gala de su experiencia que solo se consigue con los años de práctica.
Bolívar Álvarez mezcla la harina y levadura con las frutas confitadas, pasas, frutos secos y otros ingredientes hasta dejar lista la masa del tradicional pan de pascua. Son más de dos horas que emplea Álvarez para dejar a punto esa masa tierna y esponjosa, que después es cortada en trozos de una y dos libras, darles la forma final y colocarla en los moldes. Son las 10:00, han transcurrido más de cinco horas y el equipo de trabajo deja listo el último molde que coloca en perchas, donde reposarán cubiertos por lonas y por más de seis horas, dependiendo de que haya un buen clima (caluroso) para que la masa se fermente y coja cuerpo.
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