Rosa C. tardó ocho años en volver a abrazar a su hija. Cuando abandonó Ecuador para migrar a España, su pequeña tenía apenas unos meses de nacida.
La menor no creció a su lado y ahora tampoco pasará la adolescencia junto a la cuencana. Por la crisis y la falta de medios económicos, Rosa se vio abocada a separarse de nuevo de su primogénita, quien con sus quince años a cuestas no le ha quedado otra alternativa que volver a alejarse de su madre.
Josefa Achotegui, experto en siquiatría transcultural, alerta de los problemas que arrastran jóvenes como la hija de la ecuatoriana por la falta de estabilidad: “Es un verdadero desastre. Son chicos que llegan a odiar a sus progenitores porque no son ni de aquí ni de allá. Construyeron unas relaciones antes de venir a España y tuvieron que romperlas. Ahora les vuelve a pasar lo mismo para volver”.
En el consultorio del especialista se acumulan los casos de padres que relatan episodios de tensión y violencia con sus hijos. Pero también de inmigrantes con cuadros de ansiedad a punto de retornar después de vivir situaciones dramáticas como un desahucio.
Fuente; El Universo
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