Llegó de Miami para visitar al exdirigente “torero”, quien se encuentra delicado de salud. No quiere que lo consideren héroe.
Redacción Extra
Holger Roggiero amaneció de buen ánimo, a pesar de las quemaduras de segundo grado que sufrió en la cabeza, manos y antebrazos al salvar a su hermano Galo de la muerte segura.
Ivonne Lago M., Guayaquil
Desde una de las dos camas de la unidad de cuidados intensivos de la clínica Guayaquil, donde se encuentra asilado, lo único que pregunta es por el estado de su hermano, de 80 años.
Ambos fueron víctimas del incendio ocurrido a las 16:30 aproximadamente del pasado domingo en el edificio Panorama, ubicado en las calles Malecón y Pasaje Calderón, donde el expresidente del Barcelona tiene un departamento en el piso 19.
“No quiero que me declaren héroe, ni cosas por el estilo, solo hice lo que cualquier hermano habría hecho por otro”, aseguró Holger, abogado, de 82 años, residente en Miami, quien salvó al exdirectivo “amarillo” de morir quemado.
Momentos de angustia
Roggiero llegó hace tres semanas a Guayaquil para visitar a su hermano Galo, quien se encuentra delicado de salud. Su regreso a la tierra del sol estaba previsto para este jueves.
Bastante tranquilo, pese a las heridas, Holger relató los momentos de angustia que vivió dentro del edificio de 23 pisos.
Recordó que su accionar fue muy rápido. Lo primero que hizo fue tomar una toalla grande o algo parecido, que mojó con el agua del tanque del inodoro que está en el baño de visitas, y con ella corrió para envolver al economista Roggiero y así evitar que se quemara. “No sé si fue valentía o torpeza de sacar a Galo en pleno fuego, lo saqué rápido, pero el humo me agarró. Estuve por perder el conocimiento porque como soy operado del corazón necesito mucho oxígeno y era lo que no había”, relató Roggiero, quien le pedía a las enfermeras que lo sacaran de esa área y lo llevaran al segundo piso donde está su hermano.
Casi a punto de desvanecerse, don Holger contó que fue halado por un bombero cuando salía aferrado de su familiar.
“Salí por una puerta del edificio, la de empleados, que tiene también elevador, pero estaba paralizado. Bajamos cuatro pisos llenos de humo y de ahí -los bomberos- nos pasaron a otro edificio, luego pude bajar con mi hermano y nos trajeron a la clínica Guayaquil”, recordó el abogado, quien además del pelo perdió las cejas y pestañas al ser alcanzado por el fuego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario